El último invento del equipo de gobierno del Ayuntamiento de
Alcoy ha tenido un resultado similar a los anteriores: fracaso. En esta
ocasión, Francés, tras una intensa campaña de propaganda en todos los medios de
comunicación locales, ha realizado las prometidas reuniones vecinales con el
objetivo de conocer las propuestas que los ciudadanos de Alcoy quieren incluir
en el presupuesto municipal del año 2014. Lo que los miembros del bipartito se
han empeñado en denominar “presupuestos participativos”.
Durante la segunda mitad del mes de octubre y los primeros
días de noviembre se han realizado seis reuniones en los distintos barrios de la
ciudad con unos resultados de asistencia que han oscilado entre malos, peores y
catastróficos. Así, la que más asistentes tuvo fue la del barrio de Batoy con
35 personas y hubo algunas a las que apenas acudieron 7 vecinos. En total, y
siendo generosos, 150 alcoyanos han acudido a estas reuniones sobre presupuestos
participativos; ni los integrantes de
las juntas directivas de las asociaciones de vecinos (bastante afines al equipo
de gobierno actual) se han dignado a acudir. Un éxito equiparable al de la
manifestación promovida por el sindicato CGT para reivindicar el mantenimiento
de la ruinosa línea férrea Alcoy-Xátiva.
¿Qué nos pasa a los alcoyanos? ¿No nos interesa en qué se
gasta nuestro dinero el Ayuntamiento? Por supuesto que nos interesa. Y mucho.
Pero lo que no nos gusta es que nos tomen el pelo y esto de los presupuestos
participativos tiene toda la pinta de querer dejarnos calvos.
Los ciudadanos votamos cada cuatro años a nuestros
representantes municipales basándonos (o al menos así debería ser) en sus
programas electorales. El partido que presenta las propuestas que más nos
interesan es el que se lleva nuestro voto y nuestra confianza en que las
decisiones que tomen serán las correctas. Pasados cuatro años, si han hecho
bien su trabajo y nos gusta su futuro programa les seguiremos votando y si no
cambiaremos de elección.
Hasta ahora, los ciudadanos solo teníamos ese momento de decisión
cada cuatro años; ahora se quiere que participemos en más ocasiones y la idea
no me parece mal. Pero que esa participación ciudadana se restrinja al destino
de 250.000 míseros euros cuando el presupuesto del Ayuntamiento de Alcoy
sobrepasa los 46 millones es una estratagema electoral que roza la burla a la
ciudadanía. Y los alcoyanos no han tragado y le han dado la espalda a este
hipotético “traspaso de poder al pueblo”.
Y otro asunto que me preocupa aún más. Según el coordinador
del proyecto, Cristian Santiago (peor político que deportista), estos 250.000
euros suponen el 20% del presupuesto municipal de inversiones para 2014. O sea,
que de más de 46 millones de euros de presupuesto, el Ayuntamiento de Alcoy dedica
1.250.000 euros a inversiones, menos de un 3%. ¿Con ese “dineral” piensan que
Alcoy va a mejorar y crecer?
El resto, evidentemente, son gastos corrientes: mantenimiento
de decenas de edificios, monumentos a celebridades afines, subvenciones a
organizaciones amigas… pero, sobre todo, sueldos, ¿necesitamos a tanta gente
trabajando en el Ayuntamiento? Posiblemente, si en estas reuniones vecinales se
decidiese la reducción de funcionarios y asesores, acudiríamos más alcoyanos.
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